31 de agosto de 2011

Para ser más feliz, aprendé a gastar

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FelizPor Jack Hough

Si el dinero puede comprar salud y placer y desterrar la preocupación y el trabajo arduo, ¿por qué el efecto del dinero sobre la felicidad es tan débil en estudios? Es simple: la mayoría de la gente no sabe gastar, según un estudio publicado en el Journal of Consumer Psychology.

La felicidad puede ser una materia de estudio imprecisa, ya que depende de los sujetos para saber si su sol interior está brillando (o de tomografías del cerebro y niveles de cortisol, lo cual puede ser igual de ambiguo). Si se reúne suficiente cantidad de pistas difusas, sin embargo, su conjunto narra un relato confiable. Un trío de investigadores —Elizabeth Dunn de la Universidad de British Columbia, Daniel Gilbert de Harvard y Timothy Wilson de la Universidad de Virginia—han hecho justamente eso en su estudio de estudios. Las pruebas conducen a una receta de ocho pasos para compradores que buscan sonrisas.

1. Haga ese viaje a Argentina. Haga rendir el Honda un año más.

Compre experiencias en lugar de cosas, escriben los autores. En amplias encuestas de gastos pasados como también de experimentos, los sujetos de estudio informaron por abrumadora mayoría que obtuvieron más felicidad de cosas que hicieron que de cosas que tienen. Una razón podría ser que las experiencias concentran la mente en el presente. “Una mente que va de un lado al otro es una menta descontenta”, escriben los autores. La otra es que la gente con frecuencia parece rememorar actividades pero se adapta rápidamente —o pierde la fascinación— con cosas nuevas.

2. Ayude a otros (por razones egoístas).

No lo haga porque es una buena persona. Hágalo porque lo hace sentir bien. Esa es una respuesta madurada. Es lo que hace que los humanos sean uno de los pocos animales con redes sociales altamente complejas y los únicos que incluyen miembros no emparentados en sus redes. Casi cualquier cosa que hacemos por mejorar nuestras conexiones con otros mejora nuestra felicidad, escriben los autores.

3. Actualice su ropa interior, no su sistema de entretenimiento.

Un problema con las posesiones materiales, de nuevo, es que los compradores se adaptan demasiado rápidamente a ellas. Una solución es concentrarse en muchas cosas pequeñas en vez de una grande. Lo mismo puede decirse de las experiencias (asumiendo que la ropa interior apropiada no cuenta también como una experiencia). Los estudios muestran que la frecuencia del placer está más estrechamente relacionada con la felicidad que la intensidad. Compre un mini pastel. Juegue al golf de nueve hoyos. Haga un viaje de un día.

4. Despreocúpese del seguro.

“Esto es de lo que estoy menos convencida “, dice la coautora Dunn, que no lo incluirá en un libro futuro. La idea es que si la gente se adapta rápidamente a cosas placenteras, también se adaptan rápidamente a las desagradables. Esa laptop destruida no arruinará su vida, así que no compre el plan de protección. “Pero no me resulta claro si la paz mental hace que la gente sea más feliz”, dice Dunn. (Como he opinado en otra oportunidad, el seguro tiene un precio excesivo por definición. Considérelo una multa que paga por no tener suficientes ahorros para cubrir una pérdida catastrófica y comprar solo lo que uno necesita).

5. Ahorre para las lecciones de buceo. Y luego pague en efectivo.

Las tarjetas de crédito, los préstamos para un auto e incluso las hipotecas permiten que la gente consuma ahora y pague luego. El precio es el interés —y una creciente deuda para los incautos— por lo que hay un argumento financiero a favor de ahorrar y pagar en efectivo cuando sea posible. Pero también hay un argumento para la felicidad. Los consumidores que compran inmediatamente a crédito se privan de una fuente gratuita de goce: la anticipación. La gente es proclive a cometer un error de decisión llamado anhedonia, o la creencia de que un placer postergado no será tan intenso como aquel experimentado en el presente. Lo opuesto, en todo caso, es cierto. Los placeres postergados son igualmente intensos, y los consumidores acumulan placer adicional al anticiparlos. Considérelos felicidad con “interés compuesto”.

6. Piense en cosas no felices antes de gastar.

Algunas compras tienen efectos de onda expansiva. Los barcos necesitan un muelle. Las casas a orillas de un lago significan familiarizarse con los mosquitos locales. Un viaje económico a Fiji podría incluir 20 horas sentados en clase económica. Por cada tramo. Muchos compradores no consideran tales molestias menores, y maximizar la felicidad depende en gran medida de vincular menos molestias pequeñas y más alegrías menores. También, ser dueño del barco y de la casa de descanso es menos importante que lo que uno hace con ellos. Fantasee un poco sobre el primer día en que los tiene, claro, pero luego piense un poco sobre el día 300.

7. No compre demasiado cuidadosamente.

Hay anticipación y hay obsesión. El problema con pasar semanas explorando sitios web de devotos a las cámaras fotográficas antes de comprar una es que usted despertará con sudores fríos gritando sobre la imposibilidad de que un modelo exporte archivos en formato RAW mientras pierde de vista cosas que importan más, como si es suficientemente rápida para capturar la imagen de su hijo sonriendo antes de que se lleve el dedo a la nariz. Concéntrese en un par de características que importan más que el resto. Compre la casa pequeña con buena luz natural en el buen vecindario incluso si no tiene las encimeras de granito.

8. Imite.

Usted es especial y todo lo demás, pero uno de las mejores formas de predecir si algo le traerá felicidad es si le ha traído felicidad a otros. Abandone sus criterios altos cinematográficamente por una noche y vaya a ver la película popular.

Fuente: http://online.wsj.com/article/SB130604016795417923.html?mod=WSJS_inicio_LeadStory

Él habla y los inversores escuchan: Warren Buffett y sus consejos a empresarios

El multimillonario inversor estadounidense, a quien sus seguidores denominan el "Gurú de Omaha", suele dar algunos indicios sobre la forma en que se desenvolvió a lo largo de muchas décadas para convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo. Los "tips" a tener en cuenta

Por Rubén RamalloiProfesional.com
Él habla y los inversores escuchan: Warren Buffett y sus consejos a empresarios

Hasta no hace muchos años, Bill Gates, fundador de Microsoft, no conocía a Warren Buffett.

Cuando le hablaron sobre el "Gurú de Omaha", pensó que no tenía nada en común con él,por lo que ante un pedido de una reunión de presentación, la programó para que no durara más de 30 minutos.

El encuentro se produjo, pero se extendió por más de 10 horas.

Fue el principio de una muy fructuosa relación , que alcanzó su punto máximo en 2006
, cuando Buffett anunció el deseo de donar su fortuna -estimada en ese entonces en unos u$s31.000 millones- a la Fundación Bill y Melinda Gates.

Seguramente, a lo largo de esa charla, el octogenario inversor le confió al inventor de Windows, algunos de sus más sabios consejos.

Pero Gates no fue el único que logró acercarse al pensamiento del fundador de Berkshire Hathaway, un ejecutivo que sigue muy cerca los negocios a la hora de decidir, pero que a su vez posee una enorme capacidad al momento de delegar.

Tal es así que su forma de desenvolverse al frente de su empresa -que es a su vez propietaria de 63 compañías-se limita a:

  • Una carta anual en las que establece las metas a alcanzar.
  • No suele convocar a reuniones.
  • No es de llamar a sus dirigidos de manera regular.

A lo largo de su trayectoria, ha instaurado dos reglas de oro que deben estar presentes en su gestión:

  • Regla número 1: No perder nada del dinero de los accionistas.
  • Regla número 2: No olvidar nunca la regla número 1.

Sus palabras son leídas cada año por miles de personas en la carta que envía a los accionistas de su compañía insignia.

Y son tomadas como referencia por inversores y por el público en general, porque en ella plasma su visión sobre la marcha de los negocios.

¿Por qué genera tanta expectativa cada vez que lanza una opinión?

La respuesta es muy simple: porque en esas misivas transmite al mundo "tips" de cómo hizo para amasar una fortuna de u$s50.000 millones, según datos de Fortune.

Recientemente, en medio de la crisis política que enfrentó a los dos principales partidos de su país, exigió que el Congreso de Estados Unidos apruebe una suba de impuestos a los más ricos, él incluído.

Así, no hizo otra cosa que respaldar una de las propuestas fiscales que Barack Obama había ofrecido a la sociedad.

Sus principales consejos
Entre los muchos consejos que se le han escuchado en los últimos tiempos, y que han quedado para la posteridad, pueden mencionarse:

Cumple con tu tarea o busca otro trabajo. El "Gurú de Omaha" afirma que asume plena responsabilidad por cada contrato que firma.

"Si Berkshire Hathaway se mete en problemas, será mi culpa". Su consejo es el de adoptar la misma actitud.

Al referirse a la crisis financiera del 2008 consideró que "los directivos que calculen mal el riesgo, deben recibir castigos ejemplares".

Esta opinión va de la mano con otra afirmación suya, según la cual se lamenta de que sean los accionistas quienes carguen con las consecuencias de los fracasos.

"En mi opinión, si el consejo de administración de una gran empresa no cumple con su deber, si no insiste en que su Director General tenga plena responsabilidad por el control del riesgo, o si es incapaz de cumplir su tarea, debería dedicarse a otra cosa", sentenció el multimillonario.

En sus recomendaciones a sus dirigidos les dice:"No sólo hay que trabajar duro en una firma, sino que debe congeniarse con toda la gente que se desempeña en el lugar".

El temor de otros suele ser "su amigo".

En este punto, su frase preferida es "sea codicioso cuando otros tienen miedo".

En esta línea de pensamiento, durante la última crisis financiera su firma siguió "de shopping" y en la búsqueda de empresas atractivas para ser adquiridas.

"Cuando llueva oro, busca un gran balde, no un dedal", apuntó en su carta a los accionistas de Berkshire Hathaway de 2010.

El magnate explicó que el lapso comprendido entre 2008 y 2009, aún en pleno colapso financiero, fue "ideal" para los inversores.

Y prueba de ello es que en esos años compró a precios muy baratos acciones de varias empresas, como Goldman Sachs y General Electric, entre otras.

Concentrarse en el verdadero largo plazo. En su opinión, es importante realizar una previsión de ganancias a largo.

Oportunamente señaló que no apunta a ganar con una repentina alza de un activo. Prefiere aquellas inversiones que son negocio producto de rentabilidades que se mantienen en el tiempo.

"No los próximos dos meses o dos trimestres o dos años, sino décadas", afirmó.

Quédese con lo que ya sabe. Esta afirmación se basa en su propia experiencia.

Buffet no suele invertir en mercados en los que no tiene el conocimiento suficiente.

Mantenga un buen colchón de efectivo. El multimillonario posee habitualmente unos u$s20.000 millones en efectivo.

Esto le dio grandes satisfacciones, pues mientras muchas compañías luchaban por su vida en la crisis financiera, Berkshire Hathaway seguía haciendo negocios.

"Las ganancias de esta reserva son minúsculas, pero dormimos bien", dijo una vez.

"Un resguardo lo ayudará a descansar tranquilo, especialmente si su retiro está cerca", agregó en una conferencia televisiva.

Cuidado con el excesivo endeudamiento. Pedir dinero puede ser una herramienta salvadora, pero también lo puede llevar al fracaso.

"El problema más grave es que vivir con deudas puede volverse bastante adictivo", dice el experto.

Y agrega que "son muy pocos los que tienen un comportamiento conservador y, después de probar un crédito, no caen en la tentación de estar siempre endeudados".

Consejos en la vida los puede dar cualquiera. Pero si quien los pronuncia es un personaje indiscutido en el mundo de las finanzas, no está de más tenerlos en cuenta.

30 de agosto de 2011

Déjate ayudar y aprende de los errores

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Déjate ayudarPor Joan Lanzagorta

Muchas personas desafortunadamente no se dejan ayudar. Piensan –no sé– que ellos saben más o que ellos solitos podrán salir adelante. Esto le pasa a muchas personas que, a pesar de haber padecido carencias importantes a consecuencia del mal manejo de su dinero, han seguido repitiendo exactamente sus equivocaciones.

Esta historia es un caso que he vivido de manera muy cercana, dentro de mi círculo familiar. Es acerca de lo malo que es no aprender de los errores que cometemos y de no dejarnos ayudar: estamos condenados a repetirlos.

Historia que suena muy familiar

Él era un ejecutivo de alto nivel en una afore. Les iba bien. Compraron un departamento de contado y vivían con ciertos lujos. Ella lo conoció en dicha empresa, aunque cuando se casaron dejó de trabajar para dedicarse al hogar.
Además, era un poco presuntuoso: en más de una ocasión me ofreció trabajo y me dijo que por comisión, trabajando para él, me iba a ir mucho mejor. A lo mejor en el corto plazo sí, pero a estas alturas, mirando hacia atrás, me da un gusto enorme no haberle hecho caso.

Pues bien, poco después de tener a su hijo, él perdió su trabajo: lo liquidaron.

¿Qué hicieron con ese dinero de la liquidación? Pues, comprarse una camioneta nuevecita, que les representó una amplia porción del dinero que recibieron.

Cuando me enteré, me fui para atrás, pero ellos seguían viviendo en una ilusión: pensaban que era pan comido conseguir un nuevo trabajo, dado el nivel y la experiencia que él ya tenía. Desde luego, no fue así.

Buscó varias oportunidades, entre ellas una Dirección de Ventas en una empresa panificadora. Pero decía: “No me llegaron al precio y no me voy a malbaratar en el mercado laboral”. Figúrense.

Luego entró a una aseguradora como agente, de las buenas, de las que ofrecen excelente capacitación y buenos planes de carrera.

Él decía que en nueve meses ya iba a tener su propio despacho y que se lo iba a poner la empresa. Pues más pronto cae un hablador que un cojo: no le resultó y además no pudo vender lo que él esperaba, por lo que se desesperó y decidió renunciar.

Entonces decidieron rentar su departamento e irse a vivir a una ciudad más barata: Irapuato. Consiguió un buen empleo en una planta refresquera, pero decía que el “aire” de Irapuato no le sentaba bien (es hipocondriaco) y decidieron mudarse nuevamente.

Vendieron su departamento para comprar un terreno en Querétaro y construir una casa. Mientras lo hacían, obviamente, tuvieron que rentar otra para vivir. Pero tampoco resultó como esperaban: la casa no se vendía y tuvieron que mudarse a ella para dejar de pagar renta.

Era impresionante: uno abría su refrigerador y estaba vacío. Apenas tenían para darle de comer al bebé. Y no aceptaban ni consejos ni apoyo de la familia, quizá por orgullo.

Su esposa estudió decoración de interiores, era una persona talentosa y artista. En ese momento mi esposa y yo estábamos comprando un departamento. Le pedimos de inmediato que viniera al DF a verlo y a hacernos un proyecto, para elegir cosas como piso o color de la pintura (y más adelante, muebles). Obviamente, le íbamos a pagar. Pero no quisieron dejarse ayudar.

Cuando por fin vendieron esa casa, adivinen lo que hicieron: cambiar la camioneta por otra nueva y mejor. Esto es no aprender de los errores, de las carencias que habían tenido recientemente.

El golpe de suerte

Con el resto del dinero compraron otro terreno y comenzaron nuevamente a construir. Pasó exactamente lo mismo: tuvieron que esperar más de un año para poder venderla. Y entonces les cayó un golpe de suerte: un inversionista los contrató para construir un hotel.

Les dio un adelanto y lo que acaban de hacer, nuevamente, es comprarse una camioneta. Pero no cualquiera: una BMW. Y han comenzado a vivir con lujos otra vez, cuando aún no ponían la primera piedra de dicha construcción. Es decir: otra vez lo mismo.

De corazón espero que les vaya bien. Ojalá que sí y que el proyecto les resulte. Lo malo es que no han sabido aprender de los errores del pasado, Lamentablemente, la gente que es así está destinada al fracaso eventualmente. De verdad, ojalá que no.

Te invito a visitar mi página: http://www.planeatusfinanzas.com - el lugar para hablar y reflexionar sobre finanzas personales.

Fuente: http://eleconomista.com.mx/finanzas-personales/2011/07/11/dejate-ayudar-aprende-errores

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Compatibilizar familia y trabajo, un desafío para las madres profesionales

Expertos revelan que la culpa en las mujeres que trabajan les impide ser felices en su vida personal y profesional. Uno de los motivos: la sobreexigencia

Compatibilizar familia y trabajo, un desafío para las madres profesionales

Ser madre y trabajar son dos de las responsabilidades más fuertes en la vida de una mujer. Sin embargo, parece que existen ciertas fórmulas que permiten compatibilizar ambas tareas... sin descuidar ninguna de ambas.

Según un artículo de Emol.com, el sentimiento de culpa es enemigo de la felicidad, pero muchas o casi todas las trabajadoras lo comparten.

El portal chileno asegura que una de las razones que las agobia es que, a pesar del incremento de la fuerza laboral femenina, los ambientes de trabajo aún no se han adaptado a ellas.

Las organizaciones, en general, siguen replicando esquemas de hombres trabajadores y mujeres que se quedan en la casa cuidando a los niños.

A la poca flexibilidad, se le suma que muchas tienden a mirar sus roles bajo el lente de la perfección, lo cual las hace sobreexigirse para alcanzar una meta irreal.

Según cita Emol.com, Cathy Greenberg y Barrett Avigdor abordan este problema en el libro cihleno “Fuera culpas, el secreto de las madres trabajadoras felices”.

Una elección de vida
En éste se señala que las mujeres que sienten ensombrecida la alegría de criar a sus hijos por las responsabilidades laborales deben elegir entre rendirse ante esa situación o esforzarse por buscar un equilibrio entre sus mundos.

Para esto, proponen una fórmula: H.A.P.P.Y. que comprende cinco aspectos para un nuevo comportamiento.

  • H implica healthy, es decir, estar saludable física y mentalmente porque ésta es la condición básica para poder accionar y tomar decisiones asertadas.
  • A de adaptative, es decir, ser flexible porque todas las situaciones en la vida pueden experimentar cambios, aunque se crea tener todo bajo control. “Tener bien claro cuáles son tus motivaciones y prioridades es fundamental para superar los cambios y el estrés”, dicen.
  • P, proud of your family (sentir orgullo de la familia) y P de proud of your work (sentirorgullo del propio trabajo) apunta a abandonar los afanes de perfección y de exigirse al máximo por tener una familia y trabajo perfectos. “El orgullo es una forma de gratitud, sentirse bien por lo que aportamos al trabajo y a la casa”, aclaran.
  • Y, de young at heart (joven de corazón) implica ser alegre y no entristecerse ni sentirse arrastrado por el pesimismo. Más allá de la edad, siempre se tiene la posibilidad de sustituir los pensamientos negativos por positivos. “Sería ingenuo pensar que las cosas siempre marchan sobre ruedas. Por supuesto que no. Nadie puede ser feliz las 24 horas del día. Ser joven de corazón significa optar por el enfoque positivo de la vida siempre que sea posible”, explican Cathy Greenberg y Barrett Avigdor.

La culpa de las mujeres trabajadoras tiene que ver directamente con que la crianza hace experimentar permanentes dudas sobre las cosas que se hacen y dejan de hacer.

Por eso, Greenberg y Avigdor afirman que si una mujer está tranquila y contenta con sus decisiones como madre, trabaje o no, sus hijos crecerán bien.

Agregan, además, que hay estudios que acreditan que los hijos de madres trabajadoras no salen perdiendo por ello y que lo importante es que aprendan de ellas, es decir, que ellas sirvan de modelos.

En este sentido, dan ciertas recomendaciones:

1. Enseña a tu hijo a quererse y aceptarse a sí mismo. Ese es un elemento fundamental para la felicidad.

2. Fomenta su autoestima e independencia.

3. Acéptalos tal y como son.

4. Practica el amor incondicional, lo que les enseñará a amarse a sí mismos.

5. Plasma la alegría.

A pesar de la sobreexigencia femenina, según los autores, las claves para un buen desempeño a nivel profesional y maternal parecieran estar justamente en donde menos se buscan: la alegría por los logros obtenidos y un menor grado de perfeccionismo.

26 de agosto de 2011

3 consejos para futuros multimillonarios

Son ricos, son famosos y en la vida generalmente han conseguido todos los objetivos que se han propuesto. Muchos dicen que lo han tenido fácil, pero en la mayoría de los casos han tenido que trabajar muy duro para llegar donde están.


1. Crea tus propias oportunidades
“Es gracias a una tremenda curiosidad y a nuestra capacidad para crear nuestras propias oportunidades como hemos crecido en Dell. Siempre podemos encontrar una oportunidad que marca la diferencia sobre el resto” . Michael Dell – fundador y CEO de Dell.
Si no luchamos por buscar nuevas oportunidades de negocio, nunca vamos a encontrar ninguna. Sin iniciativas propias, sin creer en lo que hacemos, sin apostar por la innovación, no vamos a revolucionar nada, ni vamos a destacar en nada. Nadie nos va a abrir la puerta si no nos atrevemos a tocar el timbre.
2. Cree en tí mismo
“Siempre supe que estaba destinada a hacer algo realmente grande”Oprah Winfrey
Estamos seguros que esta afirmación les sonará a muchos un tanto Naïf, pero tiene todo el sentido del mundo. Si queremos ser grandes, tenemos que creer que ya lo somos. Si no creemos en nosotros mismos, en nuestro proyecto, nadie más lo hará. Compartimos con los demás de forma inconsciente nuestras dudas y nuestras seguridades. Cuanta más creamos en lo que hacemos, más fuerte será nuestro proyecto empresarial.
3. Crea un ambiente en el que se respire el éxito
“Es mejor frecuentar personas que son ‘mejores’ que tú. Elige a socios cuyo comportamiento y ética sean mejores que los tuyos y algún día llegarás a ser como ellos”.Warren Buffet, inversor.
Hay una metáfora que ilustra perfectamente el sentido de esta frase:” no puedes soñar en ser como un águila, si todos los días te rodeas de pollos”. Con esto queremos decir que para triunfar, tanto en la vida como en la empresa, debes escoger siempre a los mejores y si es posible, a personas mucho más preparadas y cualificadas que tú.
Los malos gestores suelen rodearse de personas mediocres, porque piensan que de esta forma no se darán cuenta de lo malos que son. Los bueno en cambio sólo quieren estar con aquellos que son mejores que ellos.

24 de agosto de 2011

Cómo 45 minutos pueden ayudarte a ser más productivo


por MARCO AYUSO en HERRAMIENTAS

Muchísimas cosas por hacer, y muy poco tiempo para lograrlo. ¡¿¡¿Alguien que me diga dónde está el botón de pausa?!?! ¡24 horas no son suficientes!

Entre Atractosividad, Atracción de Clientes, SitiosQueAtraenClientes, Terra Fémina y YoAmoLasBolsas.com no es raro ver cómo mi lista de pendientes y cosas por hacer crece en lugar de hacerse más pequeña. Como consecuencia, uno de los temas a los que más importancia le doy y sobre el que más información busco, es sobre la famosa administración del tiempo.


Opciones hay muchas, desde cosas tan simples como usar una agenda, hasta sistemas complejos como el famoso GTD (Getting Things Done) de David Allen. Lo que sí es un hecho, es que no hay una solución universal que para todos sea la mejor. Siempre he dicho que depende de la forma de trabajo de cada quién, encontrar la mejor forma de hacer más en el menor tiempo posible.

Pero hace algunas semanas di con un tip que, a pesar de paracer tan simple, me ha resultado bastante efectivo.

Trabajar en bloques de 45 minutos

Para que este “sistema” funcione, sólo hay un par de requerimientos:

1. Tener un reloj o cronómetro para tomar el tiempo.

2. Desconectarte por completo, es decir, olvídate del móvil, teléfono, e-mails, Facebook, Twitter y cualquier otra cosa que pueda distraerte. Si puedes cerrar la puerta de tu oficina y colgar un letrero de “no molestar”, ¡estaría genial!

La idea es trabajar en bloques de 45 minutos, de la siguiente manera:

1. Trabaja de forma ininterrumpida por 45 minutos. Recuerda, no debes distraerte en contestar llamadas o salir al baño, nada, sólo trabajo.

2. Tómate un descanso de 5 a 10 minutos al final de los primeros 45 minutos. Aprovecha para tomar un vaso de agua, ir al baño, hacer una llamada importante, etc.

3. Trabaja durante otros 45 minutos.

4. Tómate otro descanso, esta vez de 20 minutos al final de los segundos 45 minutos, y puedes aprovechar para dar una vuelta a la calle, comerte una manzana y cualquier otra cosa que te libere la mente de lo que estás haciendo.

Todo esto es un ciclo que no te lleva más de 2 horas, y puedes repetirlo cuantas veces sea necesario y te funcione. Yo he encontrado que hacer 2 ciclos me funciona muy bien, y suelo ser más productivo en el segundo.

Déjame Preguntarte

¿Y tú cómo administras tu tiempo? ¿Batallas con tu productividad? ¿Qué te parece esta forma de administrar tu tiempo?

Y por supuesto, si tienes alguna otra forma de administrarte, me encantaría que la compartieras con todos en la sección de comentarios.